viernes, 7 de enero de 2011

Salut, derecho y responsabilidad


Suena el despertador y abres un ojo, te mueves y notas como la cabeza te duele y estas aturdido. No, no estoy hablando de una resaca aunque muchos de vosotros penséis que esos son los síntomas que tenéis cada domingo al despertaros. De lo que estoy hablando es algo igual de común para algunos como las resacas. El resfriado.
Esta mañana me he despertado resfriado. Como yo, muchísimas personas en este país sufren este exasperante virus cada año tanto en invierno como en verano. Un número similar sufren infecciones diversas de poca relevancia y ya un colectivo más pequeño otro tipo de enfermedades y dolencias que nos afligen a toda la humanidad.
Desde el inicio de los tiempos los hombres hemos intentado controlar y erradicar estas dolencias que nos hacen enfermar, sufrir y en los peores casos morir. Actualmente la medicina moderna ha avanzado mucho en cuanto a la curación y la cronificación de una gran parte de las enfermedades. Esta medicina que para nosotros esta tan cerca como colocar nuestro número del carnet de la seguridad social en una pantallita del ordenador para pedir cita, muchos, no la pueden ni imaginar.
España y en concreto Catalunya gozan de una sanidad universal, publica y de calidad. Uy! lo que he dicho! "de calidad". Pues sí, una sanidad de calidad. Alejándonos de los tópicos habituales los cuales nos explican que existen largas colas de espera, que las urgencias están saturadas y que el medicamento que ha recetado algún medico en una ocasión puntual no funcionan, deberíamos mirar lo esencial.
La sanidad es un derecho fundamental recogido en los derechos humanos. En ocasiones somos tan egoístas que no llegamos a ver más allá de las pequeñas minucias que nos molestan. No sabemos apreciar el hecho de que tengamos acceso a un sistema que va desde un medico de cabecera, pasando por tratamientos crónicos de enfermedades y acabando por el trasplante de órganos. Este sistema que recibe tantas y tantas críticas es totalmente gratuito. Tratamientos que aquí se aplican sin pagar ni un céntimo como operaciones, medicamentos, hospitalización, en otros países desarrollados valdrían miles de euros. No estamos hablando de países subdesarrollados si no de países que con niveles superiores de PIB que España, tienen una sanidad totalmente privada.
No sabemos la suerte que tenemos de gozar de este lujo, que algunos creen que es un derecho adquirido. Desengañémonos, es un lujo al cual tenemos derecho, pero no deja de ser un lujo.
Así pues, apreciemos más lo que tenemos aunque nos de la sensación de que toda la vida haya sido así. Valoremos algo que miles de millones de personas no podrían ni soñar.

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