domingo, 30 de enero de 2011

La balanza decidira si la voluntad de occidente pesa más que una pluma


Treinta años, treinta años en el poder. Este reinado infame, corrupto y represivo es el que lleva encima de sus hombros el que podríamos llamar como el Faraón Egipcio Hosni Mubarak. Tras las revueltas de la población egipcia, encendida por la mecha de sus vecinos Tunecinos, no vemos más que represión y opresión por parte del gobierno egipcio hacia el grito de cambio de su población civil.
La comunidad Internacional está totalmente paralizada a la expectativa de a quien habrán de dar su lealtad para conseguir gas y acero más barato. Estados unidos que aunque abiertamente ahora exija a Mubarak que haga reformas democráticas, no ha pedido su dimisión y sigue aportando 1500 millones de dólares anuales al ejército Egipcio controlado por el gobierno, por tal de proteger el territorio americano ante el avance del radicalismo Islámico.
Nadie se posiciona, nadie dice absolutamente nada. Si las naciones unidas sirvieran para algo, estas habrían de dar apoyo a las revueltas pacificas de la población en favor de los pasos hacia la democratización de un país que actualmente es masivamente pobre.
Los ciudadanos egipcios, claman por una legítima libertad y una merecida democracia tras 30 años de dictadura encubierta alimentada por el dinero occidental. Estos ciudadanos están protagonizando marchas pacíficas vulnerando el toque de queda que ha impuesto el gobierno por tal de controlar lo que puede ser el fin de su imperio.
Estos mismos ciudadanos convencidos de la riqueza de su país, no solo de la riqueza minera que es lo único que miran otros, si no de la cultural, protegen los monumentos y el mismísimo museo egipcio del Cairo que ayer sufrió un intento de asalto.
Esperemos que esta revolución acabe con un inicio de democratización de Egipto y un futuro mejor para su población. Egipto puede recuperar la grandiosidad que tuvo en otras épocas. Una grandiosidad que no solo se mide por el tamaño de sus monumentos si no por la felicidad y por la prosperidad de su población.

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